jueves, 21 de noviembre de 2013

MI EXPERIENCIA EN LA EMPIERNADA

 En las fotos se ve bien romántico…
En las películas se ve hermoso…
En los libros lo describen como un acto de unión inquebrantable          
Y ahí voy de IDIOTA a EMPIERNARME, y nada de eso es verdad. 
Esta es mi experiencia en el arte de la EMPIERNADA.

Pus ahí tienen a este chango gordo y peludo que vive enamorado de su cama. Lo saben, nunca les he mentido, me gusta estar acostado, disfruto mucho dormir, si por mí fuera, podría tener los ojos cerrados y las sábanas pegadas hasta las 12 del medio día TODOS LOS DÍAS. Podría asegurarles que vivo en un eterno romance con mi cama, por lo mismo no soy muy bueno compartiéndola.

Sí, ya sé, se oye raro, pero SOY SINCERO. El plan de acostarte con alguien, compartir tu colchón y ver una película o DORMIR TODA LA NOCHE con una pareja, suena increíble, pero NO lo es… y no sean mentirosos, NO ES CÓMODO. Nada CÓMODO.  


La EMPIERNADA: Pus ya, planeas todo, preparas todo. Tienes la cama (hasta la sacudes y tiendes) tienes la televisión y la VHS (pa´ los menores de 30, pueden decir DVD o Blue Ray). Limpias la recámara, escondes TODAS las PlayBoy y H (obvio, previamente “almidonadas”), consigues una “buena película” de esas Románticas de weyes güeros y mamados y mujeres “inocentes”... El escenario perfecto está preparado. Empierneichon Time allá voy.

Vas por la dama que iluminará el cuarto con su presencia. Llegan, charlan, ponen la peli, se recuestan. #UtaMadre ahí empieza el pedo: Se acuesta de tu lado de la cama… y pus ni como decirle que se abra, pus no es de caballeros. Entonces buscas la maldita manera de acomodarte del otro lado. No sé porqué pero es más difícil que manejar una combi, no hay manera de acomodarse del otro lado, como que tu cerebro está especialmente diseñado para ocupar solo un lado de la cama. Todo te parece extraño, la luz, el control remoto, la almohada, la cortina, la vieja… TODO.

#DeHaberSabidoNiNazco
Ya, logras “superarlo” y “acomodarte”, (un poco emputado por tener que ceder tu lado)  y recuestas tiernamente la cabeza de la bella dama sobre tu pecho… AH QUÉ LINDO. Pero la verdad es qué, como no es tu lado de la cama no acomodaste las almohadas, entonces estas plano y con la cabezota de la morra encima; no ves nada de la película… pero como eres un “caballero” no la quieres molestar.

Luego, como que haces que le acaricias el cabello, pero en realidad tratas de abrirle paso a tus ojos en medio de aquella jungla de pelos. Ya. Medio ves la película.
Luego: recordemos que la cabeza es la parte más pesada del cuerpo (en mi caso en la panza porque #SoyTuFat) por lo que aquel bello momento en pareja, se convierte en una lucha por poder respirar… pos es que oiga usté, uno se sofoca con facilidad.
Luego: La película resulta ser la peor jalada romántica de la historia, ni chistes, ni chichis, ni balaceras, ni chichis, ni autos, ni chichis, ni terror, ni chichis… bueno, NI CHICHIS salen en toda la maldita película. Entonces, uno hace lo que tiene que hacer: DORMIR. #UtaMadre no sé sí ya les conté que soy gordo, creo que sí, por lo que mi condición amorfa y el exceso de papada en mi cuello pús me hace RONCAR. Y cuando digo roncar, créanme que es: R-O-N-C-A-R.  

Obviamente la chica se da cuenta de tu pequeña siesta… #UtaMadre ya se armó el pedo. “¿no te gustó la peli?,  ¿ya te aburrí?, Si estabas cansado ¿para qué me invitas?, ¿te molesta que venga a tu casa?, No te gusta estar conmigo, No compartes mis gustos, solo me quieres pa cog”… una letanía completa.

Ya. Logras medio calmar a la fiera, le explicas que bla bla bla y siguen viendo la mentada película. Se vuelve a acomodar sobre ti, ya tienes la posición indicada, la acaricias, entiendes por fin la peli y: PINCHE GORGOREO EN LA PANZA. Pus es que cómo no, si sabías que la vieja nunca traga, entonces se atascaste como marrano y ahora la tripa quiere hacer lo suyo: ¡¡sacar todo lo que metiste!! #NeMemes qué pena. El intestino ruge más que el vocho desbielado (sí, desBielado con B, viene de BIELA). Los gases quieren abandonar tu cuero y la cabeza de la mujer está cerca de esa “zona de escape”… sin duda; puede morir.

Te meneas meneas y meneas lo más que puedes, discretamente tratas de acallar los ruidos infernales, discretamente tratas de que dejen de pelear esos gatos que tienes dentro de la panza porque hasta pueden arañar la cara de la chava, luego discretamente te das golpecitos para aventar al otro lado al pedo… en fin; haces todo DISCRETAMENTE para evitar convertir esa escena romántica, en una cámara de gases Nazi. Los retortijones te rinden, pides paz y avientas a la morra por allá y sales corriendo al baño.

Estuviste a punto de reventar una tripa, el baño te cobró la osadía: se tapó. Tardas horas en limpiar todo tu “DESORDEN” y en disfrazar el maldito olor. Te acabas una cajetilla de cerillos… sales: La película terminó, la mujer se enojó/durmió, y tú sigues medio torcido por los retortijones… después de unos minutos sentado a su lado sobre la cama, la cenicienta despierta y dice: “ya es bien tarde, ¿me puedes llevar a mi casa?”


#ChingadasNalgas, ora sí, qué, de coger ni hablamos.
Por eso no comparto mi cama… ella nunca me hace sufrir.
@Hombre_chango 


miércoles, 6 de noviembre de 2013

DESAYUNOS DE MAMÁS

La verdad mentiría sí les dijera que siempre fui regordete. Cachetón, carnudito, sabroso… De niño fui un maldito espagueti. Fui el escuincle más payaso y melindroso del planeta, nada me gustaba. Por suerte, se arregló. (#SoyTuFat)
Durante esa “época negra en mi vida” la pasé muy mal por varias razones. Por los sabores, los olores y por las constantes peleas con mi madre… ya ven que las mamás de México ni piensan que un niño gordo es un niño sano, entonces ya se imaginarán las batallas contra la cuchara. Dentro de esas batallas, durante unos 12 años de mi vida pelié pelié y pelié (y perdí y perdí y perdí) la guerra contra los desayunos para ir a la escuela. Esta es mi Experiencia.

Como ya se los he compartido antes, siempre, SIEMPRE he sido muy HUEVON, y flojo. Es una cosa superior a mí, que me domina y somete. Nomás no me puedo despertar temprano, desde escuincle, era imposible abrir el ojo temprano (y de buenas), entonces mi madre siempre sufrió con los horarios, pues por mi gigantesca hueva, se nos hacía tarde. Así que, el desayuno no era nada sofisticado. Al contrario, era una masa de los que encontrara en su camino y me lo metía al hocico. Creo que un día hasta me dio la bola de pelusa que sale de la secadora.

El “platillo” por el que más optó mi sacrosanta madre (durante todo el pinchi kínder y primaria) fue el clásico y tradicional: LICUADO DE CHOCOLATE CON UN HUEVO CRUDO… ¿por? Sepa la changada, pero eso me daba. #NeMemes nomás de recordarlo hasta siento la textura rasposa y babosa en mi paladar. Hoy que soy un poco más grande (y metiche) he investigado los beneficios de dicho “platillo” tan gourmet, y NADA, no tiene pinches nada bueno para los niños. La leche no es lo mejor del mundo, de hecho los humanos somos o son, los únicos mamíferos que siguen tomando leche después de bebés. NO sirve. Punto. 
El chocolate pus tampoco, nomás pone locos a los morros y a algunos hasta alergia les provoca. Y ya del huevo mejor ni hablamos; colesterol, colesterol y más colesterol. Además, se sabe que el huevo crudo no aporta nada, ningún nutrimento, y al pinche licuado mañanero mi madre lo aventaba uno y hasta dos crudos... ah pero lo bueno fue cuando Dios la iluminó y puso en su camino a los malditos huevos de DOBLE YEMA… #UtaMadre, justo lo que más me surra de los blanquillos.

Después de tantos años de llenar éste escuálido cuerpecito con su “bomba de nutrición” a mi mamita se le ocurrió hacer variantes. Ponerle vainilla líquida de Papantla Veracruz. No pus yo feliz... hasta que la probé, #UtaMadre, la vainilla buena, la vainilla vainilla es AMARGA.  Qué porquería. Después le sumó a su “pócima mágica” PLÁTANO. Aquello ya era un abuso… Plátano + chocolate + azúcar + leche + HUEVO + vainilla. ¿Resultado? Soy el único chango que odia las bananas.

La verdad no sé cuál era su obsesión, pero también trato de alimentarme con: HUEVO. Pero como ya les conté que se nos hacía tarde, pus no había tiempo de preparar algo suculento –o de perdida decente-, olvídate de unos huevitos a la mexicana, con jamón o tocinito. No. Mi madre me hacía HUEVOS TIBIOS#UtaMadre, cosa más asquerosa no he probado.  Neta, neta, en qué cabeza cabe. A quién se le ocurre que a un niño (mamón y melindroso como yo) le puede gustar un huevo a medio cocer, casi crudo, aún líquido pero calientito, con la yema revuelta y el pollo a medio morir. A este suculento plato, -o mejor dicho: TAZA- lo aderezaba con Limón y sal. Nada podía mejorar esa cochinada. La lógica de mi madre era qué, como yo no lo tenía que masticar, pues me lo iba a comer rápido… #EpicFail.


Tantas fueron las peleas de mi pobre madre, que regresó a los líquidos. Jugo de papaya con azúcar y limón… Dale con sus pinches locuras culinarias. Si no era jugo era licuado de papaya… ¿Resultado? La odio. No, no a mi madre, al fruto tropical.

Otro intento.
Ya desesperada mi madrecita, optó por regresar al maldito licuado de chocolate con un huevo crudo, pus era lo menos pior, supongo, pero dijo: “pa´ que esté bien alimentado este cabrón, le voy a mandar un buen lunch”. ¿Resultado? 12 PINCHES AÑOS de Sandwiches. #UtaMadre los odio a los hijos de la changada.  Changüichito de jamón, Changüichito de salchicha, Changüichito de queso de puerco, Changüichito de crema de cacahuate, Changüichito de nutela y sí, adivinaron: Changüichito DE PINCHE HUEVO.


Esa etapa, la de los Changüichitos,  no fue la peor para mi, creo que fue la peor para mis compañeros de salón. Ay es que las mamás… me hicieron Changüich de huevo con todo. Con lo que te imagines, con lo que quieras, con lo que digas. Pero es que oiga usté, qué manera de apestar el salón… Changüichito de huevo con CHORIZO. Por qué, neta, POR QUÉ.


Lo bueno es que, como estaba en la escuela, y OBVIAMENTE, no estaba ahí mi mamacita, pus yo podía hacer lo que quisiera con esos pinchis Changüichitos; tirarlos, regalarlos, intercambiarlos, venderlos o DEJARLOS EN LA MOCHILA, pa´ que cuando la abriera mi mamá, sintiera lo que sentíamos los 40 pelados del salón. (sí 40 alumnos, obviamente iba en escuela pública)


Ya harta mi pobre progenitora, optó por mandarme lo que fuera de lunch. Y de verdad era LO QUE FUERA: pizza fría, rosca de reyes (aunque fuera marzo), un fruta (de las que había recogido de alguna piñata), quesadilla (la que había sobrado a mi papá en la noche anterior), bolillo con cajeta y un día, hasta UN TACO DE PASTOR me mandó… frío el pinche taco, pero sin duda fue el lunch que más he disfrutado en mi vida, porque ya pintaba pa´ gordo.


Ahora, un par de décadas después veo que las cosas y costumbres no han cambiado mucho. Voy a casa de mis sobrinos, y mi hermana les hace lo mismo de desayunar, y mucha gente me comenta (con lágrimas en los ojos) que le hacen -ahora ellos a sus hijos- lo mismo… a menos que vayan en escuelas fresas-montesori-de paga, porque ahí, ahí hasta menús específicos por día les exigen… pobres, van a ser flacos y no van a tener de qué platicar cuando crezcan.

Hoy, yo, no me arrepiento porque: #SoyTuFat
@hombre_chango